Biblioteca Digital
En esta Cataluña desengañada (1646) late el espinoso asunto del «encaje de Cataluña en España», tan de actualidad en los días que vivimos. Políticamente, el autor fue un realista (españolista, le dirían hoy), pero no dejó de ser un catalán, amante de su tierra. Desde el exilio publicó este discurso político dirigido a los patricios catalanes para que descabalgasen de sus ambiciones.
En esta Cataluña desengañada late el espinoso asunto del «encaje de Cataluña en España», tan de actualidad en los días que vivimos. Pero aquí se nos ofrece el testimonio vivo —y al vivo— de quien fue espectador de uno de los más luctuosos sucesos: el Corpus de sangre de 1640. Políticamente, el autor fue un realista (españolista, le dirían hoy), pero no dejó de ser un catalán, amante de su tierra, entristecido —y avergonzado— por lo sucedido. Desde el exilio publicó este discurso político dirigido a los patricios catalanes para que descabalgasen de sus ambiciones y no reincidiesen en errores semejantes. Pero errores los cometieron todos: Europa en guerra eterna para delimitar fronteras, validos de ambición desmedida, monarcas mal aconsejados, tributos onerosos para los gastos militares, ejércitos mercenarios, acciones políticas y militares viscerales y chapuceras…, todo se conjugó para el desastre. Y para remate… el Tratado de los Pirineos. ¡Paradojas de la Historia!
