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Los 10 mandamientos del bestseller literario
La lectura es vista por una gran mayoría como puro entretenimiento. Por ello, no nos extraña que haya nacido el bestsellerismo, un tipo de literatura que sabe adaptarse perfectamente a este tipo de lectores y proporcionarles precisamente lo que estaban buscando.
Según evolucionan los bestsellers, nos vamos dando cuenta de que la mayoría siguen unas reglas fijadas, con las que todos los autores de bestsellers tienen casi asegurado el éxito. Ken Follet, autor del bestseller Los Pilares de la Tierra, asegura que escribe de forma sencilla porque quiere ponérselo fácil a sus lectores: «Ellos compran mis libros para entretenerse, no para trabajar».
Además, debemos tener en cuenta que en la publicación de un bestseller (traduciéndolo del inglés: “el mejor vendido”) están involucrados más factores además de la crítica y la teoría literarias: también se basa en el estudio de la cultura, el mercado literario, los medios de comunicación, las editoriales…
Por tanto, según los gustos, el consumo y las expectativas del público de bestseller, a continuación se desarrollan una serie de reglas, incluso podríamos llamarlos mandamientos, a cumplir que todo autor de bestseller conoce y aplica, o ha aplicado, en sus libros:
1. El libro debe ser una novela, en el sentido que se adoptó de ella en el siglo XIX. El mercado editorial, sin duda, tiene predilección por este género.
Concretando un poco más en su historia, el fenómeno bestseller surgió en EE.UU. en la última década del siglo XIX, a través de una iniciativa de Harry Thurston Peck, editor de la revista The Bookman, que comenzó a publicar en 1895 la lista de los libros más vendidos. Con esto, a principios del siglo XX el término ya estaba bastante arraigado por la sociedad y tales obras fueron consideradas un producto cultural relacionado con los medios de comunicación (mass media).
2. La novela debe de “atrapar” al lector. Es decir, debe provocar ilusión del modo más sencillo y convencional posible.
Pero hay un género que merece una atención especial por el gran auge que ha tenido en los últimos años: la novela histórica. Surgió, principalmente, en el siglo XIX con Walter Scott: escoge hechos registrados en documentos históricos y los recrea literariamente, incorporando junto a los personajes que proporciona la propia historia otros ficticios cuyas peripecias, desencadenadas por las circunstancias históricas recreadas, serán las que pasen a primer término (aunque la historia siga siendo un ingrediente fundamental). A medida que este género se va haciendo más popular y es escrito por muchos autores, va tomando ciertos rasgos definidos:
- Lo narrado se ubica en un pasado histórico real.
- Uso acentuado de la descripción realista, aunque sea la acción lo que domine.
- Se mezclan personajes históricos con otros inventados.
- Debe incorporarse un argumento amoroso.
- Utilización de estrategias de motivación realista y orientación didáctica de fondo.
- Contar con un narrador-testigo que narre los hechos en primera persona.
El autor debe reproducir con la mayor fidelidad posible los hechos históricos y hacer un uso respetuoso de las fuentes textuales que conservan los textos y en las que se apoyan, lo que a veces puede ser un problema. Un ejemplo es la novela de Julia Navarro Dime quién soy.
3. Debe ir dirigida a un lector que solo busca entretenerse, pasar un buen rato con una obra que lo distraiga y que no le afecte de forma duradera.
Esto, por tanto, nos hace dudar de la propia calidad literaria del libro. Pero tenemos que tener en cuenta que dentro de este mundo hay diferenciación:
- Fast-seller: recibe este nombre aquel libro que se va a vender durante un tiempo relativamente breve pero consiguiendo gran número de ventas.
- Steady-seller: aquellos que, tras su éxito, mantendrán sus ventas de una forma mucho más moderada.
- Long-seller: se encontrarían ya en la dimensión de lo clásico.
La mayoría de los lectores de bestseller no son especiales en cuestiones literarias, por lo que nada les mueve a cuestionar la lista de libros que encuentran entre los superventas, sin plantearse si tiene que creer en ella o no.
4. El libro no debe confrontar, cuestionar ni poner en duda los valores humanos de la población. Debe decir lo que la gente ya conoce y acepta, pero de una forma más llamativa.
5. La prosa debe ser sencilla y fácil de seguir, que permita al lector seguir la lectura sin obstrucción alguna y pueda imaginar rápidamente sus propias versiones de sucesos y personajes. Además, debe alternar entre descripciones del ambiente, detalles del pasado de los protagonistas y segmentos de acción (esto último se refiere a contenidos sexuales y de violencia).
6. Los capítulos deben ser breves, no deben durar más de 15 páginas cada uno. Y si, además, introducimos una dislocación temporal (es decir, mezclar varias épocas de un mismo hecho e ir desglosándolas), mejor que mejor. Esto otorgará cierto grado de complejidad a la novela, pero solo la suficiente para que el lector no se pierda en el tiempo de la obra.
7. Cada capítulo, además, debe de acabar con un “gancho”, una acción no resuelta cuyo desenlace esté en el capítulo siguiente.
Es decir, en el bestseller debe haber intriga. Esto tiene una influencia clara de las novelas por entregas o de folletín, que se cultivaron desde 1835 hasta la primera década del siglo XX, repartiéndose con revistas y periódicos. Era imprescindible en estas novelas saber interrumpir la historia en el momento culminante, que genere intriga y curiosidad en el lector.
8. El protagonista de la novela no debe tener demasiada complejidad de carácter.
Y no solo el protagonista debe ser sencillo, si el autor quiere alcanzar un gran éxito de ventas no debe elaborar argumentos complicados ni introducir demasiados personajes. Pocos personajes, pero interesantes y divertidos, con sus peripecias, y con historias que tengan planteamiento, nudo y desenlace. Pero hay otro hecho que garantiza el éxito del personaje: que el lector se identifique con él, que se reconozca en lo que lee y tome conciencia de su propia trayectoria vital a través de estas vivencias ajenas que ha conocido en la ficción literaria. Para que ocurra esto es preferible escoger un personaje que se encuentre en una época todavía por moldear, es decir, cuando haya pasado la infancia y la primera adolescencia, porque es cuando se empieza a tener conciencia del sentido que pueden tomar las experiencias vitales. Además, todo esto podemos acompañarlo de la orfandad del protagonista, que lo veamos como un niño solo e indefenso, del que cuida un protector, un adulto sabio y experimentado del que pueda aprender. Esto lo podemos ver en el éxito de Noah Gordon, El médico.
9. Mucho mejor si se cuenta con una editorial dispuesta a invertir mucho dinero en las numerosas formas de publicidad disponibles.
La estrategia publicitaria necesita de tres pasos para realizarse: formación positiva sobre el producto, repetición publicitaria del producto de forma constante y un contagio que consiste en obtener aquello que es más codiciado por todos. La estrategia comercial, por otro lado, necesita de editores, agentes literarios y otros tantos especialistas que dominen a la perfección la técnica comercial que eleve al máximo las ventas del libro. Las editoriales quieren vender mucho y rápido, lo que se ha convertido en una regla en la esencia creativa del bestseller. Pero, en muschos casos, después del éxito de un libro se produce el fenómeno de arrastre: obras que se benefician del éxito de obras anteriores del mismo autor, o de su salida cinematográfica; una noticia de actualidad que se relaciona con la temática del libro; el reconocimiento del autor o de la obra…
10. El propio autor puede tener gancho, si es una persona joven, guapa y con una biografía interesante (a la que incluso se le puede crear una leyenda).
Los escritores pueden llegar a convertirse, incluso, en marcas comerciales. Su nombre en la portada vende mucho más que cualquier otro rasgo, como ocurre en los casos de Stephen King, John Grisham o Noah Gordon
Dentro de la propia ortografía del bestseller deberíamos hacer una distinción: bestseller es aquel libro que se ha premeditado para convertirse en un superventas, mientras que el best seller es aquel que se convierte en uno de los libros más vendidos sin que le acompañe o le preceda una campaña de marketing. Sin embargo, ya a estas alturas, incluso podríamos hablar del bestsellerismo como un género literario en sí, pero que no está caracterizado, como los demás géneros, por la forma o la temática, sino por el mercado: por su volumen de ventas.
La literatura de entretenimiento llena nuestras librerías y eclipsa a obras de mayor calidad. Pero también es la que mantiene a las editoriales, la que produce dinero. Nos encontramos, por tanto, en un laberinto sin salida. Los verdaderos amantes de la literatura no podemos evitar cierta indignación hacia este hecho, pero debemos aprender a convivir con ello. La literatura de entretenimiento también debe existir, por supuesto, al igual que existe en el cine, en la música… Aquello que nos distraiga sin implicar grandes esfuerzos, aquello con lo que nos lo pasemos bien. Por tanto, debemos acomodarnos a los tiempos que corren, siempre dentro de los límites que nosotros mismos nos marquemos.
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